Resulta que soy padre. Tengo tres: Mayor, Mediano y Pequeña. Mayor tiene 15 y está en tercero de ESO, Mediano hace primero con sus 12 castañas y Pequeña le ha dado 9 vueltas al sol (esta frase es de mi amigo Patrick, que conste), y circula en tercero de primaria.
Y también soy profe. Y mi mujer maestra. Y vengo a contar algunas miserias.
Estas tres semanas de confinamiento, en mi casa, han sido duras. Mi otra mitad y yo trabajando entre diez y doce horas diarias (ella ayudando a los docentes de su ciclo a implementar S Suite for Education y sus herramientas y yo ayudando a coordinar esfuerzos en mi cole) y los niños, armados con un chromebook por cabeza, haciendo cosas. Muchas cosas.

Quiero contar hoy cómo han sido estas tres semanas desde el punto de vista del padre,y no del docente. O mejor del mapadre, término acuñado por el gran Vicenç Serralta (chequea su proyecto Educación !NPerfecta, por favor.
Y quiero hacerlo porque, aunque lo que vengo a contar es puramente anecdótico (es lo que me pasa a mi, y ya), creo que muchas familias están pasando por situaciones parecidas. Spoiler alert: lo que viene a continuación no es bonito.
Empiezo por Pequeña. Es un sol. Está en esa época de su vida escolar en la que todavía disfruta del colegio, de los deberes, de pintar. Cualquier cosa le parece estupenda: una lista de sumas, restas y multiplicaciones, una ficha de gramática, una actividad sobre el día internacional del autismo. Todo le gusta. Todo le sirve para aprender.
En su cole lo han hecho, como en cualquier otro centro, lo mejor que han podido. Pasan a través de un Site las tareas diarias para los críos, que Pequeña hace de manera autónoma y en un par de horas. Le encanta usar su chromebook (táctil, puede trabajar bien sobre pdfs, y eso es una ventaja tremenda, porque no tenemos impresora) para hacer las tareas y está muy orgullosa de cada cosa que acaba.
Todo bien, no? Sí, pero.
Ni un correo electrónico de sus profesores. Un total de dos actividades “creativas¨: plantar una lenteja en algodón para ver qué pasa y luego plantarla en una maceta y escribir un cuento. Ambas opcionales. Todas las tareas que ha hecho, que han sido todas, las está guardando en su Drive (le he creado una cuenta en mi dominio). No las ha podido enviar a sus profes, por lo que no sabe si va bien o mal. Sin retroalimentación de ningún tipo.
A las familias: cero. Ni un correo, ni un mensaje más allá del primero diciendo dónde se encuentran las tareas diarias. Nada.
El último día lectivo antes de las vacaciones, llega un mail de la tutora. Bien! Por fin algo de información, de feedback, de lo que sea. Falsa alarma. Son las notas de la segunda evaluación (excelentes).
Me pregunto a qué se dedican los docentes de Pequeña. Pasan las tareas diarias a pdf, las suben aun Site compartido y fiesta. Guau! Algo más, amigos, se podría hacer.
Pero bien, la niña solo necesita dos horas diarias para hacerlo todo. Está contenta. Tercero de primaria no es tan importante. Como decía Elsa (o era la otra congelada?): Let it go.
Vamos ahora el caso de Mediano y Mayor. Los pongo juntos para ahorrar líneas y porque hacen primero y tercero en el mismo IES público (uno de los buenos de mi ciudad, por cierto). Están sufriendo más o menos lo mismo.
Un poco de contexto ahora: Mayor es rápido de cabeza y lento de todo lo demás. Su grado de motivación hacia los estudios es cero y ha pasado de un 9,5 de media en sexto de primaria a tirar cuatro asignaturas en tercero de ESO. Mediano tiene problemas de aprendizaje. Nivel de atención en torno al cero coma tres, nivel de memoria no mucho mejor. Muy buen chico, eso sí. También ha tirado cuatro asignaturas. Dos cracks, mis chicos.
Y un poco más de contexto, que luego me dicen que si no cuento las cosas: en casa llevamos una política de autonomía del aprendizaje con los tres nenes. Básicamente creemos que han de ser ellos los que gestionen de manera activa sus tareas y exámenes; mientras que nosotros, mapadres, ayudamos en el momento necesario. En el contexto actual: error.
Porque los dos empezaron con mucha calma. Ya has acabado lo de hoy? Sí. Había poco. Así varios días. Y entonces sospechas y te pones a revisar. Y claro, no había poco. Había mucho. Y cómo!
Al final de la primera semana de encierro, saco un hueco para ponerme con Mediano y Mayor a revisar lo que han hecho, lo que tienen pendiente y demás. Sospecho que tanta calma es irreal y que me están (se están) tomando el pelo. Y descubro que tienen tareas en Classroom, en el correo electrónico y en la web del instituto. Cada profesor ha elegido el medio que ha querido para poner tareas a granel. Por kilos.
Tienen tareas en Pdf, en Word, en Doc y en Odt. pero sobre todo en pdf (me acuerdo de Oscar Secorún, que tiene un opinión muy acertada sobre este formato). Tienen correos con anuncios y tareas de Classroom, con avisos de profesores (te falta esto y esto por entregar), con tareas a realizar en el cuaderno. Tres semanas, más de 300 correos por niño. Olé!
Y ojo, que soy docente y sé que no es fácil. Como comentaba Carlos Represa en este estupendo hilo, estamos trabajando con equipos propios y en unas condiciones muchas veces complicadas. No se nos puede pedir más. O sí.
En el IES de mis hijos tienen G Suite for Education desde hace ya años. Lo usa el que quiere, claro. No se puede obligar a nadie. Los que lo usan, muchas veces, lo hacen francamente mal. Cuelgan pdfs en las tareas pensando que cada alumno tendrá una copia y que podrá trabajar sobre ella, ponen materiales en lugar de tareas, devuelven tareas por error… Un lío. Pero el que no ha querido aprender, pues ni tan mal. Sigan.
Así que cada uno hace la guerra por su cuenta. Que es lo normal y está bien y nadie se esperaba esto del encierro. Pero.
La otra parte. La que no tiene que ver con la plataforma educativa o las herramientas tecnológicas. Sí. La pedagogía. Ya hablaba de esto en un post de hace unas semanas. Qué hay de la pedagogía en esta situación de confinamiento y educación a distancia?
Hay poco, la verdad.
Empiezo con las tareas: Mediano y Mayor han recibido tareas como si el mundo se acabara mañana. Varios de sus docentes se han ventilado una unidad didáctica del libro (que sigue siendo la principal herramienta de trabajo incluso en esta situación de tele-todo) en un par de semanas. Se están ahorrando el tiempo de explicación de contenidos y encargan más ejercicios, por lo que el ritmo es muy alto. Aprovechan incluso para asignar aún más ejercicios de los habituales. Yupi!
Es usual que se pidan todos los ejercicios del libro en cuestión (todos relevantes, por lo visto). Varios docentes han pedido resúmenes escritos de las unidades, supongo que para paliar la ausencia de explicación de contenidos en clase. Siempre ejercicios repetitivos y machacones, de esos que se disfrutan de verdad.
Total de tareas competenciales, medianamente creativas, motivadoras: cero. Patatero. Ni siquiera optativas. Yupi!
Por cierto, un par de profes, no contentos con dar y pulir cera en periodo lectivo, han mandado deberes para la Semana Santa. Yupi yupi yei!
Sigo con el apoyo y el seguimiento al aprendizaje: número de docentes que han hecho alguna videoconferencia: uno (una sola vez). Número de docentes que han hecho algún material propio de apoyo (una, la de antes, que hizo unas presentaciones para explicar matemáticas). Número de correos electrónicos o mensajes con links a vídeos o canales de YouTube: cero. Solo tareas. Si no sabes hacerlas, pues ya tal. Número de documentos de apoyo para la realización de las tareas, como guiones o checklists, cero. Yupi!
Y termino con la evaluación: algunos docentes han calificado tareas. Solo algunos. Ninguno ha ofrecido ningún tipo de feedback a los chicos, más allá de “aquí están las respuestas al ejercicio, comprueba los fallos”. La mayoría de docentes no han evaluado nada. No solo no han calificado las tareas sino que no han ofrecido ningún tipo de feedback. Profes que ponen 10 si entregas a tiempo y 0 si llegas tarde. Algún crack de las TIC haciendo formularios con feedback incorporado ha sido el tope de gama. Algunos, directamente, sin noticias. Nada.
Esto es un solar, oiga. Es difícil imaginar a dos chavales de 12 y 15 contentos en este espacio de trabajo, la verdad. Y no nos engañamos. Esto es un reflejo de lo que está pasando cada día en las aulas de los IES y colegios. En 2020. Chorprecha!
Desde el IES, por cierto, nada más allá de lo puramente oficial. Nos han transmitido las instrucciones de la consejería y listo. Nadie nos ha preguntado si tenemos internet, dispositivos, impresora, etc.. para que los chicos puedan hacer sus tareas. Tampoco si están solos o acompañados o si les podemos ayudar en sus trabajos escolares.
Y estoy enfadado como padre, y sobre todo triste. Y la atmósfera en mi casa no es cordial ni agradable (a ver si se pueden poner al día durante Semana Santa y nos relajamos un poco). Hay un nivel de estrés muy alto, y no poder salir de casa no ayuda.
También estoy preocupado. Porque Mayor y Mediano están trabajando mucho, recuperando el tiempo perdido esa primera semana. Les está tocando trabajar en vacaciones para ponerse al día y no tengo nada claro que les vaya a servir de algo académicamente.
Y la pregunta es? Es esto lo que el cuerpo docente sabe hacer?
Y la respuesta suele ser siempre la misma: la culpa es de los de arriba, la LOMCE (o la que venga, da igual), las instrucciones de la Consejería (tarde, mal), la falta de recursos o de formación (correcto, faltan de las dos), los chicos que cada vez nos llegan peores… Estoy ahí. Conozco las excusas de memoria. Incluso me he leído la LOMCE, oye.
Pero no cuela. Porque esto no es cuestión de instrucciones o de leyes o de chismes y banda ancha. Esto es cuestión de preocuparte por tus alumnos y ser profesional. Y estar un poco pendiente de los chicos y de sus familias. Y eso lo tenemos que hacer todos. Mínimo curricular exigible.
Y termino ya con esto. El último día “lectivo” nos llega correo electrónico de las tutoras de Mayor y Mediano, para decirnos que a partir de ahora, por orden del señor alcalde, se va a llevar un registro de las tareas entregadas y que mejor que los chicos espabilen porque si no se entrega algo a tiempo habrá problemas. Ah, y que qué tal. Que esperan que estemos llevando el confinamiento en paz y armonía.
Pues verá usted, no.
Nota del autor: por si piensas que he exagerado en este post. No.
Bueno, la gente te deja comentarios en Twitter. Seguramente es más cómodo y ayuda a la interacción, pero creía conveniente que también quedase plasmado aquí.
¡Enhorabuena por el post!
Transmite el sentir de muuuuchas madres, padres o mapadres. Como quieras.
PD: ojalá no tuvieras que haberlo escrito 😉
Como sabes, escribí esto desde la necesidad de contar mi experiencia. Como dices, hubiera preferido no tenerlo que hacer. Espero poder contar cosas distintas en unas semanas (nunca se sabe, oye).
Gracias por leerme, por tu apoyo y por tu proyectazo de ayuda a mapadres!
Me encanta tu estilo narrativo. Por lo demás nadie pensó que fuera a ser fácil aunque quizás nadie pensó que fuera tan difícil. Gracias por compartirlo. Yo tengo mayor y pequeña y parecen autónomos (yo lo quiero creer así…)
Gracias por tu comentario. Me alegra leer que tus hijos lo están llevando bien. La verdad es que en autonomía los míos están mejorando (no les está quedando otra)
No hay nada mejor que decir verdades gordas y grandes, sin perder el sentido del humor…y con el toque justo y exacto de cabreo.
El post está fenomenal Raúl. Efectivamente, sin feedback no hay aprendizaje, y enterrar a los niños a tareas escolares no es seguir con el curso, es sólo mandar el pelotón a los padres y madres.
Ojalá todo lo que esta ocurriendo sirva para toda la comunidad educativa (eso no son solo profes, sino profes y padres…y de paso alguien de los que mandan en la administración educativa, eso molaría mucho) a reflexionar en nuestro modo de enseñar.
Gracias por leerme y por tu comentario, Maite! Esperemos que efectivamente todos aprendamos muchas cosas de lo que está sucediendo estas semanas.
Tienes un gran poder. Deberías investigarlo. Porque has escrito todo lo que yo habría podido, si no estuviera tan atónito porque «mi pequeña » en realidad en «mi mayor» y «está» en la universidad ocupando la banda ancha de casa mientras una «profesora» de mates la vigila haciendo un examen por escrito que posteriormente fotografiará y enviará… ¡tacháaaaan! Efectivamente, en pdf. Mire por donde se mire, se me ocurrieron un montón de formas de demostrarle a la vigilante cómo hacer trampas, pero la vergüenza me lo impidió.
Te saluda, impotente, el director de un IES que podría ser perfectamente el de tus Mayor y Mediano o el de mis Pequeña y Mediana.
Gracias.
Muchas gracias por tu comentario en este humilde blog, Pedro. Te deseo lo mejor con tu Pequemayor y, por supuesto, con tu labor al frente de tu IES, que no es ni mucho menos sencilla. Un abrazo.